En 1811, Johann Jacob Schweppe revolucionó las bebidas con su ingenioso sistema para introducir burbujas de dióxido de carbono en el agua embotellada, dando vida al agua con gas. Desde Londres, su compañía conquistó Europa, innovando en 1873 al añadir quinina a la soda de naranja para crear el agua tónica, un remedio eficaz contra el paludismo que ya usaban los soldados españoles con la chinchona.
El giro llegó en la India colonial, donde soldados británicos mezclaron ginebra con tónica para suavizar su sabor, creando un refrescante aliado contra la malaria. Popularizado incluso por Winston Churchill, quien afirmó que esta bebida «salvó más vidas y almas inglesas que todos los médicos del Imperio», el gin tonic conquistó el mundo y su legado se celebra cada 19 de octubre en el Día Internacional del Gin & Tonic.