Una de las muchas citas que conforman el legado y marca personal de Winston Churchill es la de “Nunca te rindas”.
El “Nunca te rindas” más popular
Para ser precisos, las palabras del gran primer ministro británico fueron:
“Never give in, never, never, never, never, in nothing great or small, large or petty, never give in except to convictions of honor and good sense. Never yield to force; never yield to the apparently overwhelming might of the enemy.”
(Nunca te rindas, nunca, nunca, nunca, en nada, grande o pequeño, largo o corto, nunca cedas ante tus convicciones de honor y sentido común. Nunca te rindas ante la fuerza, nunca sucumbas ante el poder aparentemente abrumador del enemigo”.)
El contexto de las palabras es importante. Muchos pensábamos que las pronunció tras ganar el bando aliado la 2ª Guerra Mundial. No es así, las pronunciaba cada día desde las ondas de la radio para animar a los ciudadanos a resistir mientras las bombas alemanas destrozaban la ciudad de Londres. Impresionante, ¿no?
La cuerda del elefante
Eduardo vio pasar a un grupo de elefantes de circo. Algo le llamó la atención: esas enormes criaturas se enlazaban unas a otras a través de una ridícula cuerda atada a su pata delantera. Sin cadenas, sin jaulas. Era obvio que los elefantes podían romper sus lazos en cualquier momento. Y, por alguna razón, no lo hacían.
Vio al domador y le preguntó por qué estos animales simplemente se paraban ahí y no intentaban escapar.
Bueno, dijo el domador, cuando son muy jóvenes y mucho más pequeños usamos la misma cuerda del mismo tamaño para atarlos y, a esa edad, es suficiente para sostenerlos. A medida que crecen, están condicionados a creer que no pueden separarse. Creen que la cuerda aún puede sostenerlos, así que nunca intentan liberarse.
Nunca te rindas
Al igual que los elefantes, ¿cuántas veces has pasado por la vida aferrándote a la creencia de que no puedes hacer algo, simplemente porque ya has fracasado antes?
El fracaso es parte del aprendizaje; nunca debes abandonar la lucha. Cuida tu marca personal. Como repetía Winston Churchill día tras día, nunca te rindas.