Dicen que Alberto Cortez se fue porque no era ni de aquí ni de allá. Dicen que se quedó en un rincón del alma de todos nosotros. Dicen que fue dejando a su paso miguitas de ternura. Dicen que se alejó acompañado de un perro que era nuestro y del viejo Pablo. Dicen quienes saben que se fue a vivir la mitad de su muerte. Cuentan que prometió que nos llegaría una rosa cada día, pero que sólo llegaría a aquellos que tienen fantasía. Dicen tuvo mucha suerte de nacer para estrechar la mano de un amigo y poder asistir como testigo al milagro de cada amanecer.
Alberto Cortez, se lleva un poco de la muerte de nuestro abuelo, del no despertar jamás de nuestro perro, de perder la inocencia en una tarde de verano, bajo la sombra de mi árbol, de cuando le dije a mi padre (1978) que me iba echar volar, y a partir de ahí caminar siempre adelante sin ofender a nadie, llorando cuando un amigo se va y… a partir de mañana empezaré a vivir la mitad de mi vida y a partir de mañana empezaré a morir la mitad de mi muerte.
Gracias Maestro Alberto Cortez, junto con Serrat, unos de los cantautores y poetas favoritos de nuestra infancia y juventud.
Descanse en paz, un poco de nosotros se va con él y un mucho de su filosofía se quedó con nosotros.
Autor : via doc wise