Desiderata es una locución latina que significa «cosas deseadas».
Bajo este título, Max Ehrmann escribió un bello poema que es un auténtico manual de vida para encontrar la felicidad.
El autor lo registró en 1927 y su mujer lo publicó de forma póstuma en 1948 dentro de la recopilación Desiderata of Happiness.
Sin embargo, Max Ehrmann dio permiso para la reproducción de su poema sin Copyright en varias ocasiones y este corrió de mano en mano hasta perderse la pista de su autor original.
Se cree que su primer momento de popularidad fue durante la II Guerra Mundial y que llegó incluso a los soldados del conflicto.
Conoce Desiderata, el poema que inspira
El segundo punto de popularidad generó también uno de los mayores equívocos con la obra.
Un reverendo de Baltimore repartió centenares de copias a finales de los 1950s en su parroquia, Saint Paul, añadiendo la fecha de su fundación, 1692.
Esto produjo que en ocasiones se atribuyera la obra a esa fecha.
La época hippie fue el tercer y quizá máximo momento de fama del poema de Ehrmann.
Los versos corrían en cuartillas, folios y pósters y se entregaban como deseo de buena voluntad para que todas las personas alcanzaran la paz.
Tanto fue el éxito que Les Crane, locutor de radio y televisión, grabó un single recitando el poema sobre un ambiente musical de psicodelia.
No solo llegó a los Top 100 en 1971, sino que Les Crane se alzó con un Grammy en la categoría Best Spoken Word.
Con los años, se consiguió aclarar la autoría de la obra y los descendientes de Ehrmann recibieron parte de los beneficios generados, pero también se decidió que pasara a ser considerada de dominio público.
Actores como Morgan Freeman y Leonard Nimoy, así como políticos como Adlai Stevenson II (candidato a la presidencia de EE.UU. en dos ocasiones) y el Primer Ministro canadiense Pierre Trudeau, padre del actual dirigente, son algunas de las personas inspiradas por Desiderata.
Para que puedas disfrutar y valorar el poema por tu cuenta, lo reproducimos a continuación:
Camina plácido entre el ruido y la prisa, y recuerda la paz que se puede encontrar en el silencio.
En cuanto te sea posible y sin rendirte, mantén buenas relaciones con todas las personas.
Enuncia tu verdad de una manera serena y clara, y escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante,
también ellos tienen su propia historia.
Evita a las personas ruidosas y agresivas, ya que son un fastidio para el espíritu.
Si te comparas con los demás,
te volverás vano o amargado
pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus éxitos, lo mismo que de tus planes.
Mantén el interés en tu propia carrera, por humilde que sea,
ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos.
Sé cauto en tus negocios,
pues el mundo está lleno de engaños.
Pero no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe,
hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales, la vida está llena de heroísmo.
Sé tú mismo, y en especial no finjas el afecto, y no seas cínico en el amor, pues en medio de todas las arideces y desengaños, es perenne como la hierba.
Acata dócilmente el consejo de los años, abandonando con donaire las cosas de la juventud.
Cultiva la firmeza del espíritu
para que te proteja de las adversidades repentinas,
mas no te agotes con pensamientos oscuros, muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Más allá de una sana disciplina,
sé benigno contigo mismo.
Tú eres una criatura del universo,
no menos que los árboles y las estrellas, tienes derecho a existir,
y sea que te resulte claro o no,
indudablemente el universo marcha como debiera.
Por eso debes estar en paz con Dios, cualquiera que sea tu idea de Él, y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones, conserva la paz con tu alma en la bulliciosa confusión de la vida.
Aún con todas sus farsas, penalidades y sueños fallidos,
El mundo es todavía hermoso.
Sé alegre.
Esfuérzate por ser feliz.