La Última Copa de Séneca
El rumor había comenzado como un susurro en los pasillos de mármol del Senado, y terminó como un rugido imperial que no podía detenerse. Nerón, el emperador, ya no toleraba las sombras de su conciencia, y una de ellas tenía nombre propio: Lucio Anneo Séneca. Aquel viejo sabio, que alguna vez fue su tutor, mentor, y —para muchos— su única… La Última Copa de Séneca


