Dejemos de ser vasos y convirtámonos en lagos
Un anciano maestro Hindú se cansó de las quejas de su aprendiz así que, una mañana, le envió por algo de sal. Cuando el aprendiz regresó, el maestro dijo al joven infeliz que pusiera el puñado de sal en un vaso de agua y luego se la bebiera. -“¿A qué sabe?” preguntó el maestro. -“Amargo,” escupió el aprendiz. El maestro… Dejemos de ser vasos y convirtámonos en lagos