El Abanico de María Antonieta, Reina de Francia, guarda una relación legendaria con la abogacía. Cuando la reina esposa de Luis XVI salió de la prisión rumbo a la Plaza de la República, donde sería guillotinada, la última persona de quien se despidió fue su abogado, Romain de Séze, quien se había hecho cargo de un juicio resuelto condenatoriamente de antemano. Estas fueron sus palabra: “Abogado: le agradezco que haya asumido una causa que sabíamos perdida. Sabía usted que haberme defendido le acarrearía riesgos, peligros, molestias y amarguras. Sin embargo…
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