Una de las compañías más fieles de William Faulkner fue el alcohol, con el que mantuvo una curiosa relación que él mismo consideraba literaria. Hasta el punto de intentar convencer a quienes le rodeaban que sin su botella de Old Crow no hubieran existido El ruido y la furia, Luz de agosto o Santuario, ni siquiera otras ensoñaciones más turbias y como ¡Absalón, Absalón o Mientras agonizo. «La civilización comienza con la destilación», dijo una vez. Su afición por la bebida rivalizaba con las de sus otros dos compañeros de…
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