Cuando te encuentras ante una disyuntiva y tomas el camino más fácil, el que no causa conflicto, el que te requiere menos esfuerzo. Cuando dejas para mañana lo que podrías hacer hoy, y te consuelas pensando que así tendrás más tiempo para postergar, cuando sabes que tienes que hacer algo, pero dudas de hacerlo por temor al conflicto, contigo mismo, con el mundo, con la vida. Cuando el mañana nunca llega, el monstruo de la complacencia está cerca, muy cerca. Cuando resumes tus temores en el destino, atribuyes al universo…
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